El
desayuno debería cumplir el 25% de las necesidades de su omisión
pues repercute en las actividades físicas e intelectuales. Muchos
adolescentes no desayunan lo suficiente, esto puede influir en su
actividad física y mental.
La
mejoría en el rendimiento atribuida desayuno se relaciona con los
niveles de glucemia. Al omitir el desayuno se produce una disminución
gradual de insulina y glucosa que puede originar una respuesta de
fatiga que interfiere en los aspectos de la función cognitiva. La
relación entre glucemia y rendimiento no siempre es significativa
por lo que se podría sugerir la existencia de otros mecanismos. Hay
otros nutrientes a los que también se les asocia con la capacidad
mental. El hierro es uno de los elementos que influye en el
rendimiento académico, cuyos bajos niveles en el cerebro pueden
provocar la fatiga ocasionada por la omisión del desayuno o
afectando a células cerebrales, mielina o neurotransmisores.
El
ácido fólico baja especialmente en el grupo de calidad
insuficiente, relacionado con el rendimiento académico ya que su
ingesta está asociada con la capacidad intelectual. Se ha encontrado
una relación directa entre la ingesta de ácido fólico y el
coeficiente de inteligencia verbal y no verbal. Las mejores
calificaciones se obtienen con desayunos de calidad. Los alumnos
obtienen mejores calificaciones cuanto peor es su calidad de
desayuno. Parece que la calidad del desayuno influye en mayor cuantía
en aquellas disciplinas en las que se requiere una mayor
concentración mental.
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